La dualidad. Al Abuelo le gustaba tomar el mate cocido a eso de las seis de la t…


La dualidad. Al Abuelo le gustaba tomar el mate cocido a eso de las seis de la tarde, con las hojitas del cedrón que está a la entrada de la casa antigua y a ella, a la Abuela, le gustaba hacérselo, siempre tostando la yerba, de cucliyas, a lado del fueguero. Juntos, todas las tardes, contemplaban, tomando el mate con bollos caseros, la sagrada ceremonia de la despedida del sol. La luz roja de las peñas se escondía de a poquito en las grietas de la oscuridad de la noche y juntos, el Abuelo y la Abuela ,complementos de la vida, esperaban en el nuevo amanecer a sus hijos que se fueron lejos y que prometieron un día volver…




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